martes, 26 de julio de 2011

Capítulo 9: La verdad

 -Me vas a dejar tieso, Tanya -dijo entre mis labios.
 -No creo que te pase nada, la que va a sufrir un ataque al corazón soy yo, Paul. Es decir, vamos a suspender como hagamos esto todos los días.
 -Merece la pena -dijo besandome aún con más pasión.
 La verdad es que eso de finjir una pelea en clase no es muy bueno para las notas pero, había saido así, tras lamarle idiota y él llamarme estúpida. Nos echaron a los dos, un buen plan,para suspender,  pero ahora las notas eran lo que menos me preocupaban.
 -Aún no me creo que te guste. -susurré
 -Pues creetelo. -me dijo al oído tan bajito que apenas lo oí, pero eso me terminó dando escalofríos de locura, lo que me impulso a ir más allá del beso...Ya, sin importar que alguien nos viese le solté la corbata del uniforme y comencé a desabrochar los botones de su camisa, el me detuvo al tercer botón.
 -Aquí no, no es el momento ni el lugar.
 -Vayamos al baño entonces. le tiré del brazo con una sonrisa pícara en mi rostro, pero el frenó en seco.
 -Ahora no, Tanya.
 -¿Por qué no? -pregunté como una niña triste.
 -¿Te parece que ahora es el momento?
 -Sí -sonreí y volví a besarle.
 -No.
 Me sentí ofendida por su rechazo, pero tenía razón, este no era el momento ni el lugar. Pero estaba segura de que lo conseguirís, de un modo u otro haría que Paul fuera mío.


 La primera semana del orfanato afectó mucho a toda mi perspectiva del mundo, es decir, acabé adorando aquel lugar, echaba de menos a Emma, e incluso a Max, pero estaba genial allí, tenía a Chelsea, a Violet y sobre todo tenía a Paul, que aún me parecía más una fantasía que una realidad. Mi metamorfosis, así había llamado a mi transformación en fantasma, había sido fácil y complicada a la vez. Bueno, complicadamente fácil podría decirse. Sobre todo aquel, primer día en que ví mi cuerpo tumbado muerto en la cama y mis brillantes ojos rubí en el espejo, ciertamente parecía un monstruo encantador.

 El domingo, estaba siendo bastante relajado por el momento, por la mañana Chelsea y yo estuvimos metidas en la habitación porque tenía que enseñarme algo imporante según ella. Entonces encendío cuatro velas y dejço la habitación prácticamente a oscuras era relajante, aunque muy misterioso por su parte.
 -Necesito concentrarme para hacerlo -me explicó -esto es algo que aún no controlo pese a mis 300 años.
 Se río y se tumbó en su cama.
 -Además me deja agotada.
 -Bueno, ve al grano Chelsea...
 Dos toque en la puera me interrumpieron.
 -¿Quién es? -chilló Chelsea sentandose.
 -Paul.
 Su nombre me dió un escalofrío en la nuca, ¿Y ahora que quería el cortarrollos? Le quería hasta las trancas pero su actitud de chico maduro me ponía de los nervios. Vale que el viejales este tuviese 84 años, pero fsicamente era un chaval de 17, podría hacer un esfuerzo.
 Paul entró sin esperar respuesta y pusó los ojos en blanco al ver el ambiente de relax que había puesto su prima en la habitación. Entonces me dió un beso rápido y se sentó junto a mí en la cama. Entonces fué Chelsea la que pusó mirada de como si estuvieramos locos.
 -¿Es necesario todo eso? - preguntó mi novio.
 -Sabes perfectamente que si no me relajo y me concentró no me saale.
 -Ok- comenzó a besarme y yo le devolví el beso, esta vez duró más porque ignoramos por completo a Chelsea.
 -¡Iros a un hotel! -se quejó.
 -Entonces paramos y nos reímos a lavez de la protesta de mi amiga.
 -Esta bien, creo que ya estoy preparada. -hizó una pausa y se acercó a mí. -Dame la mano Tanya.
 -Se la dí y cerró los ojos. Parecía que iba a explotar si seguía tan perfectamente centrada fuese lo que fuese que estaba haciendo. Contemple como de fruncia el entrecejo y de repente saltó hacia atras chillando.
 -¿Qué pasa? -pregunte asustada.
 -¿Qué has visto? -continuó Paul.
 -Tú.... Tu familia -comenzó señalandome- Tu vida...
 -¿Qué? -ahora era yo la que chillaba.
  -Bueno que tienes una hermana 
 -Lo se- murmuré impaciente .no me gusta hablar del tema
 -No es por eso Tanya.
 -¿Y por qué es?
 -No sé si puedo decirtelo.
 -Claro que puedes, además no me puedes dejar así  sabiendo que me ocultas algo, ¿Que ocurre? -no me dí cuenta de que cada vez alzaba más el tono de voz.
 -Violet...
 -¿Qué pasa con ella? -Paul nos obserbaba en silencio siendo testigo de las palabras de Chelsea, que por fin abrió la boca:
 -¡Es tu hermana Tanya!

No hay comentarios:

Otros capítulos:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...