viernes, 9 de noviembre de 2012

18. ''Una barra de labios no es sinónimo de felicidad.''

 -¿Qué? ¿Cómo que no estuviste aquí?

-Sí, Tanya, ese día fui al pueblo. La directora me dio un permiso para salir a hacer unas cosas. -explicó confuso.

 -¿Qué cosas? -pregunté insegura.

-Problemas. - contesto sin más.

Me callé, pero algo me olía mal en ese momento. Aún notaba los labios de Paul palpitando sobre los míos, el calor que desprendían y yo sin poderme podido apartar. No podía ser tan idiota, no debía dejarme llevar. Tenía que ser fuerte. 

 Estos pensamientos se colaban en mi cabeza mientras él se acercaba, buscando mi boca otra vez. Me 
aparté a tiempo.

-No. - dije en voz baja.

Él me miro avergonzado. Se rascó la nuca con su mano derecha y miró el reloj.

-He de irme. Ya sabes, pronto serán las doce.

Asentí silenciosa. No había servido de nada. Hablar con él - sobre todo la parte del beso - había sido un error. Yo estaba completamente segura de lo que mis ojos habían visto ese día. Mi fantasma lo vio. Paul abrió la puerta para salir y seguidamente cerró con suavidad. Me senté en la cama y solté un suspiro. Me iba a volver loca con todo esto, si es que no lo estaba ya. Agité levemente la cabeza, intentando liberarme de pensamientos y me tumbe en la cama, para esperar mi muerte.

 Violet. Mi hermana a la que no podía decir nada, porque sentía una impotencia que me lo impedía. 

 Paul. Cuyos ojos intentaban convencerme de que no mentía, de que él me quería al igual que yo a él. Pero, que a pesar de que quería creerle, no podía. 

Chelsea. Cuyas charlas y sesiones de maquillaje, querían atolondrarme, y lo hacían, pero no con la intención de animarme. Una barra de labios no es sinónimo de felicidad. 

¿Y ya? Sí, y ya. Porque estaba tan sumamente sola que no era capaz de ver más allá de esas tres personas. También estaba Miracle, con la que pasaba todas las noches. Pero era obvio que su compañía solo era en silencio, y aunque sentía que me entendía, no podía hablar. Justo era mi yegua la que ahora relinchaba feliz al sentirme, pues no me veía, pero sabía que estaba allí a su lado, de forma totalmente incorpórea. Me senté encima de un montón de paja, mientras miraba a las musarañas. Pensando y re pensando pasaba el tiempo con la cabeza apoyada en las manos, mis codos sobre mis rodillas. 

 Suspiré y empecé a hablar con mi yegua.

 -¿Y si huyésemos de nuevo?

 Su relincho sonó a: ''¿Estás loca? ¿Es que quieres matarte?'' Solté un bufido.

 -¿Qué debo hacer, Miracle? - notaba como ella me escuchaba con atención, aunque estaba claro que no podía ayudarme. 

 La acaricié suavemente y salí de los establos. 

 Al día siguiente fingí estar mala para quedarme en la cama todo el día. Violet vino a verme por la tarde con su actitud alegre de siempre. 

 -¿Cómo estás? - me preguntó con amabilidad mientras intentaba ponerme un paño húmedo sobre la frente. Lo rechacé con una sonrisa leve.

 -Estoy bien. En realidad mi salud es bastante buena.

 -Ya decía yo que era muy raro que los fantasmas estén enfermos. - se rió de forma irónica. - ¿Y qué te pasa? Porque dudo que te hayas quedado aquí por tan sólo pereza.

 -Muchas cosas.

 -¿Paul? - asentí a sabiendas de que él no era mi único problema. -Yo te creo, Tanya, si dices que le viste besándose con otra será por algo. ¿Qué razón tendrías para inventarte algo así?

 -¿De verdad? - una chispa de esperanza me recorrió, y no es por Paul, es porque mi hermana cree en mí.

 -De verdad. - asintió. 

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 NARRA CHELSEA.

 -La fotosíntesis es el proceso por el cual, las plantas... - leía en voz baja mientras caminaba hacia la habitación. Entonces choqué con alguien.

 -¡Mira por donde vas! - exclamó Martha Collins, pero no la oí, porque había rozado su piel, y el mundo de esta chica se había abierto a mis ojos. Lo ví todo. Desde su infancia hasta su juventud. Desde ese día de 1680 en el que llegó al mundo. 

 -Eres... - no pude acabar la frase. Ella miró si había moros en la costa y dijo unas palabras en un idioma raro. Me hundí en la inconsciencia.

miércoles, 11 de julio de 2012

Capítulo 17: ''¿Cambiaría un golpe mi vida? (Por: Eva Ron, ganadora del concurso por el aniversario de AALR)


Chelsea entró justo después de que Paul saliese de la habitación. Seguramente habría estado con la antena puesta por que ni siquiera me dijo que dejase de llorar, no me dio uno de sus brillantes consejos sobre el amor, ni me dedico una sonrisa de compasión. Simplemente me comenzó a hablar y hablar. Un monólogo. ¿Sobre quién? Sobre Paul.

-Mira, Tanya. No se que es lo que ''viste'' u oiste o te contaron. Lo que si que tengo muy claro es que mi primo te quiere, te quiere como nunca había querido a nadie. Se que tu estás sufriendo. Por que tambien lo quieres, pero piensa en él. Dale la oportunidad de hablarlo, de que te lo explique. No te pido que le creas. Te pido que le escuches. Por favor. -Joder, parecía que lo había enseyado.

-Chelsea, tengo que pensarlo. Tiempo, eso es lo que necesito.

-Recuerda que tienes todo el tiempo del mundo.- me guiñó un ojo, recordandome a Paul y aumentando mis ganas de seguir llorando y se fue igual que vino, sin avisar.

¿Adonde iba? Ni idea.

Quedaban 20 minutos para media noche, Chelsea no había vuelto a aparecer por la habitación, lo cual agradecía ya que necesitaba pensar. Llevaba horas dándole vueltas al tema en mi cabeza y no encontraba más solución que la que Chelsea me propuso. Hablar con él e intentar dejar las cosas claras. ¿Lo quería? Claro, más que a nadie. Pero... Decidí ir a buscarlo a su habitación. Si me daba prisa conseguiría estar de vuelta en mi habitación antes de las doce, y sino... Tendría que dormir, mejor dicho, morirme como todas las noches, allí. Me puse las zapatillas y una de las pocas sudaderas que tenía y me dispuse a ir a la torre derecha, la de los chicos. Pero, como por arte de magia, cuando abrí la puerta él estaba allí. 

Chocamos, puesto que ibamos en dirección contraria. Yo quería salir y él entrar. Recordé el momento en el que nos conocimos. Todo cambió para mi. ¿Cambiaría esta vez un golpe mi vida?

-Esto... Hola.-dijo él.

-Hola, Paul.-contesté yo. Que situación más incómoda, pensé.

-Venía-hizo una breve pausa-venía a aclararte todo lo que siento.
-Iba a hacer lo mismo.

-¿Paso?

-Pasa.

No se sentó en mi cama, como muchas otras veces había hecho, pero sí me besó. Y yo me dejé llevar, le contesté a su beso con más fuerza que nunca. Tenía demasiadas ganas de besarlo y llevaba ocultando ese sentimiento durante demasiado tiempo. Nos separamos y el comenzó a hablar.

-Mira, no se lo que viste, o lo que te contaron pero...

-Mira, yo te vi a ti con otra chica. Nadie me tuvo que contar nada.-le interrumpí.

-Tanya, aclárame ¿cuándo fue eso?

-La tercera semana del curso, es decir, hace hoy exactamente 2 semanas.

Antes de responderme el chico de mis sueños hizo unos cálculos con los dedos y, cuando pareció haber terminado, sonrió.

-Tanya, ese día yo no estuve aquí.

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Eva Ron, la ganadora del concurso que escribió esta maravilla. ¡Enhorabuena, Eva! Quero añadir un agradecimiento especial a la otra participante, ya no porque haya participado, sino por ser la persona que es y la primera y más leal lectora de AALR, ella es Tere, Terete, Tess o como quiera que la queráis llamar. Ella me ha echo este regalito:


 Muchas gracias por todo, porque no lo habría conseguido sin vosotros y porque hoy, día 11 de Julio, hace un año que despertó la chica fantasma.

jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 16: Te quiero.

Los siguientes días fueren horribles. Tenía la sensación de estar en un laberinto encerrada, la única salida se encontraba en la mirada perdida de mis padres. Remover en el pasado dolía, ya me lo podían decir a mí. En clase de historia me escaqueé al baño a llorar. Y también desaparecí por arte de magia en la hora del almuerzo. Tampoco quería ver a Violet, mirar sus preciosos ojos azules y perseguirlos intentando encontrar la salida. Claro que nunca podría salir de aquí, pues esa salida que eran mis padres, desaparecieron por completo hace años. 

 Además, las dudas me corroían, el diario no era más que una larga e infinita lista de recuerdos. Lo que yo quería saber era por qué la gran mentira, por qué a mí me dijeron que Violet había muerto y ella ni siquiera sabía que existía. Pues ella no había perdido la memoria. Cuando acabaron las clases y subí a mi habitación, me sorprendió encontrar al menor de mis problemas.

 -¿Qué haces aquí? - le espeté con bordería.

Estaba sentado encima de la cama de Chelsea, no le había visto en toda la semana, pues había estado intentando evitarle por todos los medios. Paul me miró con tristeza.

 -Tenemos que hablar. - contestó en tono seco.

 -Pues no sé de qué. Para mí está todo muy claro.

 -Para mí no. ¿por qué dijiste que te engañé?

 -Por que lo hiciste. Con Martha Collins.

 -No sé de donde has sacado esa tontería, Tanya. Yo jamás te he engañado con nadie, ¿quién te ha dicho eso? - pregunto suponiendo que era un rumor que había llegado a mis oídos.

 -Nadie. Lo ví yo misma, con mis propios ojos.


 -¿Cuándo fue eso? - subió el tono.

-¡¿Y qué más da cuando?! ¡Lo hiciste! ¡Eso es lo único que importa!

-No es verdad. - intentó contener la rabia mordiéndose los labios, observé que empezó a sangrar.

 Le miré, como nunca había mirado a nadie. Era una mezcla de repugnancia, de acusación y de cabreo. Todo en uno. Se me pasaron mil formas de asesinar por la cabeza. En lugar de eso sólo dije una cosa.

 -Vete. 


 Se levantó y se dirigió a la puerta. Estaba a punto de abrirla, pero se giró hacia mí y lo dijo otra vez, esas malditas palabras que no hacían más que dañar.


 -Te quiero. - y se fue.


Allí y en esos extraños momentos, rompí a llorar.


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Ahí se queda para el capítulo 17, el ganador del concurso. ^^ Sé que es corto, pero hoy no estoy inspirada xD.

Aniversario de AALR.

El día 11 de Julio, hará un año que empecé ésta maravillosa historia. Para celebrarlo, quiero que algún lector tenga la oportunidad de escribir el capítulo 17 (el 16 lo publicaré en menos que canta un gallo) Es fácil, (esperad al capítulo 16 para saber como tenéis que continuar), tenéis que enviarme vuestra versión de ese capítulo a be.free.dreamcatcher@gmail.com y el mejor, será publicado oficialmente como el capítulo 17 de Ajena a la realidad el día 11. Así que sin más demora, animaos a participar. Tenéis de fecha tope para enviarlos, el día 9 de Julio ¡Suerte!

 *Si hay alguna duda, por comentario, C-box, o Tuenti: Escritora Aficionada Conalgo Quedecir.*


martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 15: Investigaciones.


 Entré en el cuarto de Violet, procurando no hacer mucho ruido. Por mi hermana con pasaba nada, pues estaba muerta y no se enteraría, pero su compañera de habitación dormía plácidamente. Me preguntaba como había aguantado tanto viviendo con un fantasma. Porque cualquier noche podría haberse despertado y ver que Violet no respiraba. Pero no, estaba tan quieta como una muñeca a tamaño real.

 No sabía bien lo que buscaba, quizá alguna pista sobre su despertar del accidente, si la hablaron de mí, si la trasladaron directamente aquí...

 Toqué su mano fría, inerte.

 -Pronto estaremos juntas, Violet. -susurré.

 De alguna forma, me encantaba que fuese ella y no otra mi hermana. Nadie mejor que la dulce Violet, mi hermanita pequeña (aunque estuviese a punto de cumplir 15 años). Sin embargo, su cuerpo estaba muerto y no me podía transmitir nada. Me pregunté dónde estaba su espíritu, aunque cuanto más lejos estuviese, mejor.

 Miré bajo su cama. Había un baúl con aspecto prehistórico y desgastado, lleno de polvo.

 Lo abrí.

 Unas viejas botas de montaña, una carpeta, un álbum de fotografías... ¡Un álbum de fotografías! Lo abrí a toda prisa. En la primera hoja ponía: Mi vida perdida. En la primera foto salía ella, cuando no era un bebé recién nacido. La cogía en brazos una mujer misteriosa. La reconocí al instante. Su pelo castaño claro, sus ojos de ese color azul tan espectacular e inconfundible, que también había heredado Violet... era alta, fornida, delgada y guapa. Muy guapa. Incluso con el pijama del hospital. Acababa de dar a luz. A su lado, juntando la mejilla con la de ella, estaba nuestro padre, tan perfecto como ella. Cabello oscuro, ojos marrones, de un color chocolate cremoso. Era alto y fuerte, llevaba sus gafas de lejos. Eso lo recuerdo. Se le veía feliz, se los veía feliz. Violet dormía con dulzura en los brazos de mi madre, y yo... ¿Yo dónde estaba? No aparecía en la foto. Tampoco en la siguiente, ni en la otra. Ni en ninguna otra imagen del álbum. Era raro, pues hay destellos en mi memoria que recuerdo de mi vida en los que aparecía en fotos, ¿Qué era lo que pasaba?

Cerré el álbum, con demasiada fuerza. Que hizo un ruido sordo al golpear tapa con tapa. Miré asustada a la chica dormida. Se removió, pero por suerte no abrió los ojos. Decidí seguir con mi labor a pesar del peligro que corría.

 Abrí la carpeta de color marfil. Había un montón de papelejos, casi todos eran diplomas (mi hermanita tan absolutamente superdotada) pero, lo que me llamo la atención fue un pequeño cuadernito rosa. Su diario.

 ''No debería, no debería, no debería...'' pensé, pero ya lo había abierto.

 Empecé a leer. Pero oí unos pasos por el pasillo que me impidieron continuar.

 El miedo corrió a la velocidad de la luz y se extendió por mis venas. Sin detenerme a pensarlo ni un segundo, me metí el diario en la espalda, sujetado por el pantalón de pijama y tapado por la camiseta y guardé todo de nuevo el el baúl, rezando para que no lo abriese y se diese cuenta de que estaba totalmente desordenado y que le faltaba uno de sus bienes más preciados. Lo puse bajo la cama y salté por la ventana sin preocuparme por la caída, pues alcancé el suelo con ligereza, sin presión. Salí corriendo a mi habitación, necesitaba esconderlo antes de que me volviese tan incorpórea que el diario se cayese de mis manos y yo regresase a mi cuerpo. Conseguí llegar a la puerta justo antes de que eso ocurriese.

 Cuando mi cuerpo recobró el sentido, me levanté de un salto de la cama y abrí la puerta. ¡Allí estaba! Tirado en el suelo. Lo cogí y entré de nuevo, cerrando la puerta. Me tumbé en la cama boca abajo, frente al cuaderno de mi hermana.  Esto estaba mal, ¿seguro que quería hacerlo?

 Suspiré al abrirlo. Necesitaba saber la verdad.

 Leí:

''Querido diario:

 Mi nombre es Violet, Violet Capland. Ayer desperté del accidente. Los médicos me han dicho que puede ayudarme escribir en un diario para no perder mi memoria, lo dudo, aunque de momento todo va bien.

 -> Mis padres han muerto, no han podido hacer nada por ellos. De eso hace 2 días. Tengo muchas ganas de llorar.

 -> Tengo Siete años y mi cumple es el 31 de Octubre.

 -> Me han escrito en una lista de nombres. Es algo referido a adopciones o algo por el estilo.

 -> Mi animal preferido es el perro.

 -> Mi color es azul como los ojos de mi madre, que también tengo yo.

 ...'' 

 Y un montón de cosas más sobre sus gustos y aficiones, para evitar que le ocurriese lo que me pasó a mí. Pero, ¿ por qué no me nombra en ningún momento? ¡Tiene que recordarme! ¡Tiene que saber quién soy! ¡Su hermana!

 Antes de poder continuar leyendo, suena el despertador. Anuncia un nuevo día en el Orfanato Lágrima Perdida. Un día de emociones contradictorias.


Capítulo 14: Impotente.


Hacía frío. Hacía mucho frío aquella noche. Las nubes estaban colocadas de tal forma que parecía que iba a estallar una tormenta en cualquier momento. Habían sido tan sólo unas horas, aunque parecía que llevaba siglos encerrada en la habitación, con la nota para Violet arrugada con fuerza en mi puño. Me sobresalté cuando se abrió la puerta de la habitación y entró Chelsea, comiéndose un sandwich y pasándome a mi otro en un envase.

 -Cena algo, anda Tanya. - Me suplicó cerrando la puerta..

 Tiré la nota a la papelera, no estaba preparada para decírselo aún. Sin embargo, fue un tiro muy flojo, la nota cayó en picado al suelo, donde Chelsea la recogió.

 -¿Puedo? - preguntó. Pro no espero mi respuesta para alisar el papel y leerlo.

 Yo abrí el sandwich, bajo la atenta mirada de mi amiga, era vegetal, mi favorito. Pegué un buen bocado, intentando evitar su mirada.

 -¿Podemos hablar? -preguntó sentándose en su cama, sin antes dejar el papelito encima del escritorio.

 Me encojí de hombros, aunque realmente no tenía ganas de nada.

 -Mi primo no sabe que más hacer para que le dirijas la palabra. Está realmente mal.

 -¡Oh, por favor! ¿Ahora es él el amargado? ¿Y qué hay de mí? ¡Él ha sido el culpable de ésto que está pasando, no yo! ¡Me ha engañado con otra, Chels! Además...

 -¡Tanya! - me interrumpió. - Él no tiene idea de lo que le hablas. Le conozco, y sé que no miente. Y que te quiere. Te ama, y tú no lo sabes ver.

 -Chelsea, déjame en paz. ¿Quieres?

 Ella suspiró, pero no añadió nada más.

 Media hora después, yo ya había terminado mi escasa cena, y esperaba impaciente a mi fantasma, algo así como mi libertad. Aunque, por otro lado, quizá me cruzase con el idiota de Paul o peor aún, con Violet. Y entonces ¿qué le diría? Obviamente no sería la verdad.

 Así que cuando dio media noche, sentí el escalofrío de mi fantasma y observe mi cuerpo inerte en la cama, ya no me sobrecogía la idea de estar muerte, me había acostumbrado a la sensación incorpórea de ser un espíritu. De alguna forma, me gustaba.

 Fui al lugar de siempre, el árbol, mi árbol. Y me senté apoyando la espalda en el tronco. Acaricié la hierba, suave, como terciopelo. Y de nuevo vino a mí la sensación de la pasada noche. Me vi a mí misma, acariciando la hierba una y otra vez, pero no por mis propios ojos. Era como si me estuviesen viendo y a través de esas imágenes captadas por otro, me viese yo.

 Dejé de tocar la hierba. Fue como si el mundo volviese a la realidad y yo recuperé mi propia visión.

 ¡Tenía que probar una cosa! Me levanté y corrí todo lo que pude a los establos, como la coche anterior, pero ésta vez me motivaba la necesidad y no la ira..

 Entré en el establo de mi preciosa amiga de cuatro patas.

 -¡Hola, Miracle! - saludé - ¿Cómo estás?

 La yegua relinchó a modo de respuesta, estaba claro que sentía mi presencia.

 La acaricié delicadamente.

-¿Tienes algo que contarme? - la dí una palmada dulce en el cuello.

 Entonces, una oleada de imágenes sin sentido alguno acudieron a mi mente. Miracle viniendo al mundo, corriendo con otros caballos, el desayuno de ésta mañana (al parecer, hoy el cuidador la ha recompensado con una manzana), y yo. Yo muerta en el suelo cuando caí de ella.

 La visión acabó ahí y abrí los ojos. Miracle estaba durmiendo.

 -Buena chica, -susurré, procurando no despertarla.

 Sonreí, había funcionado. Lo que yo sospechaba, estaba confirmado. De algún modo, podía ver lo que otros veían, o habían visto. Suponía que sería algo así. ¿Qué otra cosa podía ser?

 -¿Tanya?- reconocí su voz al instante-

 -¡No quiero ni verte! ¡Lárgate!

 -Por favor Tanya - Paul se acercó a mí, e intentó rozarme la mejilla. -¿Puedo ayudarte?

 -No pue...

 ''¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte?...''

 ''-¿Puedo ayudarte? - me preguntó Violet alegremente, mientras observaba mi maqueta deforme.

 -Vale, pequeña- tenía que hacer una maqueta de un volcán para clase. - Pásame la cola blanca.

 Lo hizo, sonriente.

 -¿Quieres ayudarme a pintarlo?

 -¡Sí! - chilló.

 Aquello finalizó en una guerra de pintura. Las dos acabamos en el suelo, partiéndonos de risa, con la cara y los brazos manchados de pintura...''

 -¡Tanya! - su grito me devolvió a la actualidad.-¿Qué ocurre?

 -Na.. nada.

 -¿Estás segura?

 -Sí, y no es asunto tuyo.

 Dicho esto, salí de los establos. El resto fue como en un sueño, cagando por los pasillos del orfanato, pensando en las palabras adecuadas. Al final lo decidí. Entré en la habitación de Violet. Tenía que hablar con ella costase lo que costase.

Capítulo 13: Bofetada.


  ``Dejame probar de tu ternura...
     dejame entregarte el corazón
     Somos diferentes,
     no me importa si lo entiendes...´´
  
 En mi MP3 inseparable escuchaba Es de verdad, de Belinda. Pero cada una de las palabras se colaban en mi cerebro y no podían volver a salir. Recuerdos y más recuerdos... Recuerdos de apenas hacía 2 semanas. Recuerdos que jamás podría olvidar. Junto a Paul. Junto a mi guía. Junto al traidor.

 Cuando por fín logré dormirme y mi fantasma despertó, fuí al bosque, como hice la noche anterior. Y me senté en el mismo árbol. No pude evitar rozar su corteza y visualizarle a él correteando por el bosque. Entonces su vosz me trajo de vuelta.

 -¿Ya has encontrado tu don? - preguntó sentandose a mi lado.

 Ignoré por completo su pregunta.

 -¿Podrías hacerme el favor de decirme que te he echo?

 -¿Y encima tienes el descaro de preguntarmelo? ¡Dios! - le miré fijamente - Te odio Paul, te odio.

 Hizo una mueca de dolor y  miró a otro lado. Le había dolido, le había dolido mucho... 

 -¿Por qué me odias? - insistió.

 - Ni una.. pregunta.. más- dije furiosa. Me levanté del suelo y corrí lo más rápido posible a los establos, donde acaricié a Miracle. Ella parecía tranquila, parecía no verme ni oírme, pero si sentirme. sí que me recosté con ella. Paul me siguió, pero al llegar a la puerta del orfanato me dejó ir. Y más le valía...


 Al día siguiente fue una tortura ver clase tras clase que Paul no me dejaba ni un momento. Sus preguntas, sus intentos de hacerme escucarle no servían. Sólo me hacía la sorda, pero no por eso no me afectaba. Cuando llegó la hora del almuerzo me fuí a la cafetería acompañada de Violet, a la que aún no había confesado la verdad. Nos sentamos en la mesa de siempre y como siempre claro. Empecé a masticar lentamente mi tortilla de queso. Entonces Paul se sentó a mi lado.

 -Me voy, se me ha quitado el hambre.

 -No tanya, ¡No te vas! ¡No hasta que me digas por qué estás así! - elevó la voz agarrándome fuertemente del brazo. No me hacía daño pero no me dejaba escapar.

 Dí un tirón, me solté y salí por la puerta acompañada de Paul que no dejaba de hacerme preguntas Preguntas. Miles de preguntas.

 -¡YA VALE PAUL! ¡YA VALE! - chillé.

 -¡NO VALE! 

 -Paul -comencé a decir bajando el tono - Me has engañado y no te lo voy a perdonar nunca. ¿Te queda claro pedazo de imbécil?

 -¿Yo? ¡yo no te he engañado jamás tanya, te quiero!

 -No te atrevas a decir eso nunca más.

 Entonces se acercó pocoa poco a mí como siempre hacía antes y justo cuando estaba a punto de besarme me susurró: `te quiero´ y noté como mis latidos del corazón se aceleraban... En seguida saldría de mi pecho si seguía así. En unas decimas de segundo juntó nuestros labios y sentí como me iba derritiendo. Iba surgiendo en mí lo mismo de siempre. Como antes. Como siempre.

 Pero, al acabar el beso hicé algo nunca visto en mí. Con lágrimas en los hojos. Con furia en la sangre y en la mirada, le pegué unma bofetada al chico de mis sueños.

 Con la furia todavía en mi cuerpo corrí a mi habitación y arranqué un trozo de papael de mi cuaderno de biología. Y fuertemente, apretando la mina del lápiz garabateé:

 ``Violet, soy tu hermana.´´

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 Siento que sea un capi tan corto >.<

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